Crítica de ‘Russian Doll’: La prisión de un bucle de tiempo

netlix serie natasha lyonne
Russian Doll (2019) uckyeahwomenfilmdirector tumblr

En ‘Hechizo del Tiempo’ (Groundhog Day, 1993), la repetición de las vivencias de un día del cínico reportero del clima Phil (Bill Murray) atrapado en un bucle temporal, lo lleva a replantear la mezquindad de su egolatría y comportamiento social para mejorar sus acciones y escapar de la prisión representada en el infinito del tiempo.

Guardando una premisa similar al filme icónico del realizador Harold Ramis, Netflix, con la serie ‘Russian Doll’ (2019-) retrata la necesidad humana de forma vínculos afectivos para confrontar el peso del pasado. Nadia (Natasha Lyonne), una cínica programadora que vive en Nueva York, se ve atrapada súbitamente en su fiesta de cumpleaños número treinta y seis organizada por su amiga Maxine (Greta Lee), muriendo una y otra vez tras la finalización de la misma, obligada a encontrar la forma de escapar de la reincidencia.

Creada por Leslye Headland, Amy Poehler y Natasha Lyonne, el relato se deslinda de la vertiente de ‘Hechizo del Tiempo’ y adquiere una propia personalidad conforme avanza la trama. El inicio, un tanto irregular, evoluciona conforme avanzan sus capítulos y el entramado de sucesos, muertes y entramado de sus personajes, entrecruzando una representación de ciencia ficción que confronta los multi-universos personales, la psicodelia, las drogas y los súbitos cambios ante una realidad en peligro de desaparecer.

Los accidentes de Nadia la llevan a investigar el origen del bucle, a confrontar la soledad y el análisis psicológico como vehículo para aceptar las circunstancias de la vida, entrelazando su destino con Alan (Charlie Barnett), joven atlético y ordenado que contrasta con su personalidad sarcástica.Así, están obligados a cooperar para descifrar la salida de un bucle que los obliga a replantear las decisiones de vida en un clímax que pierde un poco de contundencia con respecto a un desarrollo salpicado de estilo de novela gráfica. Su atinado soundtrack refuerza los efectos del surrealismo de un periplo existencial en el que participan la insistencia del despertar del clásico ‘Gotta Get Up’ de Harry Nilsson o la debacle de la revisión de ‘I Go to Sleep’ por parte de Anika.

Incisiva con su comedia, ‘Russian Doll’ despliega un empoderamiento femenino que reafirma el mensaje de la importancia de la amistad, la aceptación de las circunstancias adversas a los deseos, de superar un pasado que obliga a replantear los sucesos del presente.

Una ácida matrioshka carismática e irreverente con unidades que revelan el laberinto de los deja vus y repeticiones que mejoran el cimiento de la filosofía de vida.


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