Crítica de ‘Dune: Part Two’: el retorno a Arrakis

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La saga de ‘Dune’ ha logrado perdurar tanto en el colectivo literario como cinematográfico a través de sus adaptaciones. Aunque ‘Dune’ (2021), adaptación de la novela homónima de 1965 del escritor estadounidense Frank Herbert, fue pospuesta en su estreno por la pandemia de Covid-19, no le impidió convertirse en éxito de taquilla y de crítica, conllevando a que el realizador Denis Villeneuve prosiguiera con la segunda parte de la epopeya espacial.

Así, con ‘Duna: parte dos’ (Dune: Part Two, 2024), Villeneuve explora la confrontación de los Atreides y los Harkonnen, agregando una mayor observación hacia la percepción del fanatismo religioso y la guerra.

Trama de ‘Dune: Part Two’: la aceptación del destino en medio del desierto

Paul Atreides (Timothée Chalamet) y su madre, Lady Jessica (Rebecca Ferguson), se unen a los Fremen, la tribu que mora en el desierto del planeta de Arrakis, aprendiendo sus costumbres, preceptos religiosos, estilo de combate y forma de vida. Allí, el joven planea su venganza contra los conspiradores que destruyeron su hogar y por la muerte de su padre, el duque Leto. Además, mantiene un romance con Chani (Zendaya) y deberá decidir entre el amor o cumplir con su destino.

Crítica de ‘Dune: Part Two’: una notable secuela sobre la oscuridad del culto religioso

La segunda parte retoma nuevamente a la primera novela de la saga de Herbert para proseguir con el periplo de Paul en Arrakis, guiando hacia la presentación de nuevos personajes que reflejan el estado de la política y la conspiración. La princesa Irulan (Florence Pugh) sospecha que el joven está con vida, mientras que su padre, el emperador Shaddam IV (Christopher Walken), atestigua el efecto de la caída de los Atreides y el mandato de Glossu Raban (Dave Bautista) en el planeta, quien controla la producción de especias en representación de los Harkonnen.

El guion de Jon Spaihts y Villeneve preserva algunos aspectos narrativos de su predecesora: la observación de la fe, las videncias como detonantes de decisiones cruciales y la lucha por el poder. Lady Jessica asume como Reveranda Madre de los Fremen, acentuando sus poderes psíquicos y su conexión mental con su hija Alia, quien está en su vientre. A su vez, muestra las consecuencias del fanatismo religioso, una que divide a la tribu entre la esperanza y la realidad. Chani, aunque no cree en la profecía mesiánica, desarrolla respeto y amor por Paul, mientras que Stilgar (Javier Bardem) realza un culto hacia la personalidad del joven que influye de forma irracional a la gente, mostrando el efecto dañino de la manipulación de masas.

Además, Villeneuve agrega secuencias de acción centradas en el enfrentamiento entre los Harkonnen y los Fremen, además de observaciones hacia el belicismo y la violencia. Feyd- Rautha (Austin Butler), de la casa Harkonnen, muestra sadismo y crueldad en sus acciones, aspecto que lo vuelve un peligro para los habitantes de Arrakis conforme ejecuta sus primeras decisiones como gobernante del lugar.

El relato mantiene la notabilidad del aspecto técnico y visual de su predecesora. La fotografía de Greig Fraser muestra la adversidad de los desiertos del planeta Arrakis y la maldad de los Harkonnen con la fotografía blanco y negro. Así, la música de Hans Zimmer proporciona a la epopeya un contraste que muestra el precepto romántico con la guerra y el clasismo, guiando hacia un desenlace que establece el destino de Paul y el resto de los personajes.

Aunque el aspecto visual opaca por instantes a su narrativa, ‘Dune: Part Two’ es una meritoria secuela que tiene mayor dosis de acción y menor densidad en su enfoque político, fungiendo como un espectáculo que afianza el ascenso al poder de Paul Atreides.


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