Crítica de ‘The Eddy’: El sabor agridulce del jazz

miniserie Damien Chazelle
The Eddy (2020) sandwichjohnfilms Facebook

Para el cantautor y poeta Leonard Cohen, la música es la vida emocional de la mayoría de la gente. Escucharla o interpretarla conlleva a un medio de expresión e identificación humana para las sensaciones de amor, paz, alegría, soledad, esperanza y dolor.

The Eddy’ (2020) retrata no únicamente la dificultad que un artista sobrelleva para crear arte, sino también en el manejo de su vida personal. Elliot (André Holland) es propietario del bar parisino que hace referencia al título de la miniserie. Junto con Farid (Tahar Rahim), enfrentan dificultades económicas y creativas que desembocan en el caos que conllevan manejar el negocio, lidiar con criminales, la creación de música y en la interacción con los propios integrantes de la banda.

Creada por Jack Thorne y producida por Damien Chazelle (La La Land, Whiplash), el relato desarrolla, en ocho capítulos, grandes dosis de jazz que resalta, con una crudeza que pudiera parecer excesiva, el sacrificio del músico en la dedicación de su arte, la obtención de pureza en la misma y en lidiar con los demonios personales, así como la lucha por conseguir el sueño artístico.

Así, entrelaza tintes de intriga que involucra el crimen organizado y la amenaza que cierne a Elliot y al club.

El toque oscuro y de tragedia merodea en los personajes de una trama que traza los colapsos emocionales y la turbulencia de las relaciones familiares. Los capítulos, estelarizados por la mayoría de los integrantes de la banda de The Eddy, trazan el proceso de duelo ante el dolor, la soledad y la deliberación entre el arte y la música comercial. Julie (Amandla Stenberg) expresa rebeldía a causa de heridas referidas a la mala relación con sus padres. Amira (Leila Bekhti) lidia con el duelo ante la pérdida. Maja (Joanna Kulig) se debate entre proseguir como la vocalista principal o perseguir una mejor oferta laboral.

La técnica visual compasa diversos énfasis en soslayos emocionales. Todo ello logrado con close ups que enfatizan en la búsqueda de la perfección creativa, cámara en mano que marca el desequilibrio y el vaivén musical, guiando hacia una conclusión abierta que coloca a la música como medicina de la realidad.

Si bien peca de oscura, el ritmo es irregular y no se da suficiente enfoque narrativo a la totalidad de los integrantes de la banda. ‘The Eddy’ es un denso y agridulce recorrido musical que coloca al jazz como hilo conductor de los estados de ánimo, el esfuerzo musical y al amor y la familia como redención personal.


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