Crítica de ‘El diablo a todas horas’: Maldad, locura y fanatismo

The Devil All The Time Antonio Campos
El diablo a todas horas(2020) Depeliculatv Facebook

Las creencias suelen convertirse en uno de los móviles y definiciones de la individualidad. Sin importar el tipo del que se trate, influyen en el desarrollo de opiniones y acciones capaces de no únicamente impactar de manera individual sino también en su entorno social y en la definición de su psicología.

En ‘El diablo a todas horas’ (The devil all the time, 2020), además de abordar en las repercusiones de los actos y de las circunstancias, es una perspectiva de claroscuros humanos en los que se entrecruzan la violencia y los efectos de las mismas.

Trama de ‘El diablo a todas horas’: La realidad y la presunción de las alucinaciones

Willard Russell (Bill Skarsgard) es un joven que regresa a casa después de servir en la Segunda Guerra Mundial. Varios personajes siniestros intercalarán con él. Su hijo Arvin (Tom Holland) también recibirá las consecuencias del destino final de su padre, creciendo y recayendo en una ola de violencia generacional e interna provocada por los sucesos a su alrededor.

Crítica de ‘El diablo a todas horas’: Lento relato generacional de la violencia y la mezquindad

El realizador Antonio Campos construye un relato de un entramado de personajes que constantemente se debaten en la delgada línea de la fe en una comunidad sureña en Estados Unidos.

Basado en la novela de Donald Ray Pollock, el propio autor es el encargado de narrar, en voz en off, los acontecimientos, pensamientos y reacciones que enfatizan en los acontecimientos y exposición al descenso de infiernos personales. Sandy (Riley Keough) une su vida con Carl (Jason Clarke), ambos convirtiéndose en asesinos seriales solapados por un sheriff corrupto (Sebastian Stan). Helen (Mia Wasikowska) tendrá un destino escabroso tras la locura de su marido, el predicador Roy (Harry Melling), quien anhela recuperar su contacto con la divinidad. Willard enfrenta la súbita desaparición de su felicidad tras la enfermedad terminal de su esposa Charlotte (Haley Bennet), orillado a ejecutar, a sangre fría, sacrificio de animales y al rezo desenfrenado por su salvación desemboca en el desarrollo emocional de su hijo Arvin, quien hereda su naturaleza violenta a pesar de sus buenas intenciones.

Similar al desequilibrio existencialista de ‘Christine’ (2016), Campos pronuncia el aislamiento y la soledad que experimentan en encuadres de interiores que los encierran en sus espacios, todos ellos desplegando atisbes de maldad, rechazo o un fanatismo desmedido hacia la religión. Las acciones individuales, transcurriendo entre la década de los cuarenta a los sesenta, termina por impactar en presente y futuro, así como en las generaciones jóvenes representadas por el propio Arvin y Lenora (Eliza Scanlen), esta última representando a la inocencia expuesta al engaño del retorcido predicador Preston Teagardin (Robert Pattinson).

Sin embargo, la intercalación de temporalidades entorpece el desarrollo de la introspección psicológica de sus personajes, demasiados de ellos participando en un relato que reitera demasiado en sus acciones y en los mismos sucesos, provocando que el ritmo sea letargo y que no haya suficiente desarrollo a pesar de desembocar en un punto crucial que mejora en su segunda parte.

Aun contando con un buen desempeño de su llamativo elenco, ‘El diablo a todas horas’ es un desordenado thriller psicológico que incide en diferentes vertientes de la maldad, la fe, el fanatismo y la corrupción, todas ellas entorpecidas y muy anecdóticas en su tratamiento.


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