A lo largo de la filmografía del realizador Christopher Nolan, el tiempo y su percepción suelen influir en la mecánica de diversas premisas de su visionario como la narrativa inversa de ‘Amnesia’ (Memento, 2000), la excavación del sueño dentro de la mente en ‘El Origen’ (Inception, 2010) y las tres perspectivas de la guerra de acuerdo a espacio y ubicuidad en ‘Dunkerque’ (Dunkirk, 2017).
Para ‘Tenet’ (2020), Nolan retoma una vez más el precepto para ofrecer la interrelación del presente con la línea de un pasado y una intervención en el espacio-temporal en un entramado de espionaje, vínculos tormentosos de pareja y amenazas.
Trama de ‘Tenet’: Buscando la salvación de la humanidad
Tras ingresar a una secreta organización de espías, El protagonista (John David Washington) recibe una misión especial y tendrá que darse a la tarea de intercalar su presencia entre líneas temporales y recursos poco ortodoxos para evitar una posible Tercera Guerra Mundial.
Crítica de ‘Tenet’: El lío del espionaje en medio de la odisea temporal
Nolan entreteje un juego de intrigas armado por la intercalación de las circunstancias. Desde una apertura calculada en acción que rememora a ‘El Caballero de la Noche Asciende‘ (The Dark Knight Rises, 2012), presenta al misterio del organización de su imaginario como un medio inusual que recurre al tiempo como herramienta para sus operaciones.
El anónimo protagonista (Washington con falta de carisma en la trama), asistido por Neil (Robert Pattinson), se inmiscuyen en una diversidad de acciones en las que no únicamente el thriller retoma aspectos como el tráfico de arte y de armamento nuclear, sino también coloca a la manipulación espacial como un cómplice desequilibrado.
La fotografía de Hoyte Van Hoytema pronuncia los contados momentos de tensión del periplo entre conciertos de ópera, explosiones en aeropuertos, persecuciones en carretera que cruzan las diferentes perspectivas de inversión, física cuántica y la confrontación cuerpo a cuerpo en espacios cerrados. El presente y el pasado sugieren la idea de “sentir” a su trama más que entenderla, aspecto reforzado por el score de Ludwig Göransson. Si bien el relato plasma con creces buenos momentos en una acción más pronunciada en el segundo tramo del relato, no ocurre de igual forma con su premisa.
El guion del propio Nolan, con ambición visual y tintes de humor negro por momentos descolocados, no ofrece suficiente contexto en ‘Tenet’ a pesar de una ciencia más conversacional que demostrativa en sus encuadres, sin suficiente aborde en sus dinámicas ni en sus personajes secundarios un tanto estereotipados. Entre ellos resalta a Kat (desaprovechada Elizabeth Debicki) y a Sator (Kenneth Branagh) en roles que marcan el altercado como el suceso crucial del clímax que resalta en el libre albedrío, amistades y nuevas oportunidades, pero planos y previsibles en el espionaje.
La irregularidad de ‘Tenet’ es evidente en su vago desarrollo y en el planteamiento de su calculada y fría premisa, pero sostenida por su elenco, suficiente para apreciar el viaje temporal entre relojes, máscaras de oxígeno y espías.
Paraje 21 